Un acompañante terapéutico es un profesional de la salud, que actua en el día a día, colaborando y acompañando a una persona que requiere un tipo de atención muy especial.
Los roles pueden variar según el paciente. Las personas que mas necesitan este tipo de acompañamiento son:
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El TEA es un trastorno neurológico del desarrollo que aparece en los primeros tres años de vida y es crónico. Afecta el comportamiento, las interacciones, la comunicación social.
También desarrolla patrones repetitivos de comportamiento. Un acompañante terapéutico para un niño que padece TEA (Trastorno del Espectro Autista) es muy importante para mejorar su calidad de vida. La compañía constante de una persona especializada ayuda a minimizar y a evitar el agravio de los síntomas. Mediante un tratamiento basado en actividades individuales y grupales, se intenta que el niño pueda desarrollar el lenguaje, la comunicación y la interacción, para de esa forma lograr una inserción en la vida social. Sabemos que es una tarea que se debe realizar con responsabilidad, dedicación y vocación.
En el ámbito académico, los maestros generalmente no están preparados para orientar a un alumno que padece TEA, por lo que la presencia de un acompañante terapéutico puede ser un requisito.
En el caso de adultos con trastornos psiquiátricos, una compañía personal terapéutica diaria ordena al individuo enfermo y lo enfoca en el cumplimiento correcto de las actividades básicas y cotidianas de la vida. El tratamiento se basa en un trabajo en conjunto que ayuda a la persona a recuperar sus relaciones y hacerla participar nuevamente en el mundo social. El acompañante le brinda una contención emocional constante. Es un referente en la cotidianeidad, un ejemplo fuera del tratamiento de internación. Tiene una visión objetiva del sujeto que es beneficiosa para el desarrollo del tratamiento y para los cambios que se le
puedan realizar al mismo.
Las personas mayores (con una edad superior a los 60 años) padecen en muchos casos la soledad. Un acompañante diario puede cubrir ese espacio vacío, y prevenir enfermedades como la depresión, por ejemplo.
Al cubrir ese espacio de soledad, el acompañante a su vez acompaña en el ocio de la persona mayor ya sea con paseos, charlas u otras actividades. También es una compañía para ir al médico y resolver problemas sencillos que se presenten en la cotidianeidad. Intenta cambiar las rutinas diarias para que no sean repetitivas.
El acompañante también ayuda a realizar actividades básicas y necesarias que la persona mayor ya no puede efectuar por cuenta propia.
Podemos ayudarte con el tipo de acompañamiento que tu ser querido requiere, para brindarle mas y mejor calidad de vida.
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